Qué suerte tenemos en España de no ser franceses. Una gran suerte porque además contamos mucho mejor que ellos. Y es que, como habrán podido comprobar tras las elecciones celebradas en Francia el pasado domingo, los franceses no saben ni contar y, al contrario de lo que sucede en España, son incapaces de tener los resultados electorales a los diez minutos de cerrar los colegios, tal y como sucede aquí: que contamos mejor y mucho más rápido que ellos. Por eso nos tienen tanta envidia.
Pero también nos envidian porque aquí sabemos votar. Hay un refrán muy español que dice: «quien bien te quiere, te hará llorar». Ese refrán, trasladado a la política es nuestro querido y amado líder que nos encerró tres meses en casa de forma ilegal porque nos quiere muy bien. Por eso gana elecciones, porque nos hace llorar porque nos quiere mucho. No como en Francia, que no saben reconocer la gran labor que ha realizado Macron a lo largo de estos años en los que ha hecho llorar a los franceses por eso, porque les quiere mucho.
Ya ven la enorme cantidad de ventajas que tenemos los españoles con respecto a los franceses: sabemos contar mejor y apreciamos mucho más todas las bondades de nuestro amado líder, que nos hace llorar porque nos quiere mucho. De ahí que el resultado electoral sea el que ha sido, ganando la ultraderecha, y aquí a nuestro amado líder lo vamos a tener hasta que nuestros queridos amos monten la Agenda 2050. Porque España sabe, porque España sabe reconocer lo bueno. Porque España no cae en las garras de los extremismos, gracias a nuestro amado líder y a los medios de comunicación que nos protegen.
Los españoles siempre vamos un paso por delante del resto del mundo: ¡Vivalry!