Oh, Australia, tierra de canguros, playas doradas y, aparentemente, de una creatividad sin límites a la hora de redefinir categorías. En un giro que ni el guionista más desquiciado de Hollywood podría haber imaginado, Sydney ha coronado a su «Mujer del Año 2025» y… sorpresa, ¡es un hombre! Sí, señoras y señores (o lo que sea que seamos ahora en este mundo progresista), Brianna Skinner, un caballero con más testosterona que un equipo de rugby, se ha llevado el título. Porque, claro, ¿quién necesita ovarios cuando tienes actitud y un buen lobby detrás?
El honorable Alex Greenwich, diputado de Sydney y aparente experto en biología alternativa, no dudó en elogiar a Skinner como una «orgullosa mujer transgénero» y una «feroz defensora de la igualdad». Bravo, Alex, un aplauso por esa lógica impecable: nada grita «igualdad» como darle un premio exclusivo para mujeres a alguien que, bueno, no lo es del todo. Es como premiar a un canguro en una competencia de natación y decir que es un delfín honorario. ¡Adorable!

Y no es que falten mujeres en Australia, ojo. Hay miles de candidatas que han luchado, trabajado y sudado (seguramente más que Skinner en su transición de género) por destacar. Pero no, en 2025 las féminas de carne y hueso parecen haber sido relegadas a un segundo plano porque, al parecer, ser mujer ya no es suficiente: hay que serlo con un asterisco y una historia de vida digna de un reality show. ¿Madres solteras? ¿Científicas? ¿Deportistas? Meh, aburrido. Mejor un hombre que dice sentirse mujer y listo, ¡a la portada!
Las redes sociales, como era de esperarse, están que arden. Algunos aplauden esta «victoria para la inclusión», mientras otros se preguntan si el próximo «Hombre del Año» será una tostadora que se identifica como tal. Y es que, en este punto, todo vale. Si Skinner puede ser «Mujer del Año», yo propongo a mi perro como «Ciudadano del Año» porque ladra con mucho entusiasmo por la justicia social. ¿Dónde está mi formulario de nominación?
En fin, felicidades a Brianna por este logro que desafía la biología, el sentido común y probablemente las leyes de la física. Y a las mujeres australianas de siempre, las de XX puro y duro, no se preocupen: quizás el año que viene inventen una categoría nueva, algo como «Mujer Clásica del Año», solo para ustedes. Mientras tanto, disfruten del espectáculo, porque en este circo postmoderno, el payaso principal acaba de ganar la corona. ¡Aplausos, por favor!