Como bien saben todos nuestros lectores cualquier cosa en exceso es siempre mala. Como habrán podido observar aquellos que sean más detallistas, desde el pasado día 29 de octubre, día en el que se produjo la criminal riada en Valencia y Albacete, Su Excelencia y perfectísima persona, el presimiente del gobierno Sánc-HEZ se colocó el pin de la Agenda en la solapa y, según fuentes bien informadas, no se lo ha quitado ni para dormir, para «rendir la pleitesía que sus amos merecen», han asegurado estas mismas fuentes que murmuraba continuamente «su persona».
Al ser un pin convenientemente diseñado por los amos para marcar a sus siervos directos, este ha acabado incrustándose en el pecho de «su ilustrísima» tan fuertemente, que ni siquiera los encargados de herrar a los caballos de la Guardia Real, Policía Nacional, Guardia Civil y Ejército de Tierra, han sido capaces de conseguir desincrustarlo, con el consiguiente problema de salud que el presimiente pudiera sufrir y, sobre todo, por la pérdida irreparable que supondría perder un PIN de tanto valor.
Por ese motivo, Sánc-HEZ ha tenido que ser trasladado de urgencia a un hospital de Madrid para que los cirujanos procedieran al «desincruste» que, finalmente, ha sido todo un éxito, debido, también, a la colaboración de los operarios encargados del taladro de martillo de la empresa Dragados.
Tras ser dado de alta, los médicos le han recomendado que deje de ponerse el PIN, algo a lo que «Su Ilustrísima» se ha negado afirmando: «yo sé a quién me debo y cuáles son mis obligaciones»