¡Madre mía, qué memoria selectiva la de Pedrito Sánchez! El hombre que recuerda hasta el último detalle de cómo resistir heroicamente contra la «derecha rancia y el facherío», pero que, en cuanto la Guardia Civil llama a la puerta de sus amiguitos, sufre un Alzheimer galopante digno de estudio médico. Ayer, la UCO añadió dos trofeos más a su colección: Leire Díez, la célebre «fontanera» del PSOE (esa que destapa cloacas pero las llena de mierda propia), y Vicente Fernández, el exjefe de la SEPI que Sánchez nombró en 2018 como quien nombra a un primo en una empresa familiar. ¿Delitos? Los de siempre: amaños en contratos públicos, malversación, tráfico de influencias… El pack completo de «regeneración democrática» sanchista.
Leire, esa exmilitante que posaba con Pedro en fotos como si fueran uña y carne (el PP las ha colgado todas, seis nada menos, para que no digamos que exageramos), ahora es «una señora que no conozco de nada». ¡Claro, hombre! Es como si yo dijera que no conozco a mi ex después de 20 años de matrimonio porque «ya borré su número». Leire fue jefa de comunicación en Enusa (dependiente de SEPI), luego en Correos, y hasta se jactaba de ser la «mano derecha» de Santos Cerdán en grabaciones que ahora suenan a comedia negra. ¿Y Vicente? Nombrado por Sánchez a propuesta de María Jesús Montero (la vice que parece tener un imán para fichar campeones judiciales), duró lo justo hasta dimitir por otro escándalo, y luego recaló en Servinabar, la empresa de Cerdán, cobrando como un rey por «asesorar». Coincidencias, ¿no? Como que llueva en Sevilla en invierno.
Pero lo mejor, lo que nos hace partirnos de risa (de nervios, sobre todo), es el repertorio de excusas de Sánchez. El maestro del «no sé, no contesta». Sobre Leire: «Ni el Gobierno ni el PSOE tienen relación con ella». ¡Ja! Si hasta hace nada tenía pase VIP a Ferraz y se reunía con el entorno para «operaciones especiales». Sobre Vicente: «Hace seis años que está fuera». Perfecto, Pedro, como si los nombramientos caducaran como el yogur. Y el clásico infalible: «Son asuntos particulares». ¿Particulares? Hombre, si amañar contratos públicos con empresas estatales es «particular», entonces robar un banco es un «préstamo personal no autorizado».
A este ritmo, la lista de «desconocidos» de Sánchez es más larga que la cola del INEM en crisis: Ábalos («mi hermano del alma» → «un ex»), Koldo («asesor freelance» → «el de las mascarillas chungas»), Cerdán (número tres → tobillera electrónica y adiós), Begoña («mi esposa, víctima de lawfare» → investigada por influencias), el hermano David («un músico en Badajoz» → enchufado familiar)… ¡Y ahora Leire y Vicente! El PSOE parece un club de ex: exmilitantes, excolaboradores, exconfidentes… Todos ex, menos las detenciones, que son bien presentes.
El PP ya lo ha clavado: «La Guardia Civil detiene a una señora que Pedro Sánchez no conoce de nada». Y Ester Muñoz, con sorna fina: «A este paso, las cárceles se quedarán pequeñas y del PSOE no quedarán ni las raspas». ¡Touché! Porque si Sánchez aguanta hasta 2027 como promete, o bien agota la legislatura… o agota las prisiones españolas. Imagínense: Moncloa vacía, solo Pedro con su falcona, mirando fotos antiguas y murmurando: «¿Quiénes eran estos? ¿Gemelos malvados míos?».
En serio, Pedro, la próxima vez prueba con una excusa nueva: «Fueron clonados por la CIA» o «Es deepfake judicial». Sería más creíble que tu agenda en blanco y tu memoria de pez rojo. ¡Riamos, que llorar ya cansa, y la factura de tanta «regeneración» la pagamos nosotros! ¿Cuántos «desconocidos» más caben en tu círculo íntimo antes de que admitas que el problema no es la Justicia… sino el espejo?








































