¿Recuerdan aquel dicho de «dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición»? Pues eso no es algo que solo pase en los matrimonios, también sucede en otras circunstancias de la vida. Si se dan cuenta, con el paso del tiempo hay matrimonios que se llegan a parecer incluso físicamente e incluso mascotas que van adoptando un rictus similar al de sus amos. Pues en el gobierno de España tenemos ejemplos que se amoldarían a ese dicho.
Un ejemplo claro es el del Ministro de Transportes Oscar Puente. El tipo tiene una única obsesión: pasarse el día tuiteando e insultando a la gente de la que vive, puesto que el sueldazo que tiene sale de los impuestos de aquellos a los que insulta. Es decir, no tiene el cerebro suficiente como para calmar sus impulsos, ya que es un ministro y no un usuario anónimo de redes sociales. Y el problema es que con eso demuestra que prefiere dedicar su carísimo tiempo a entrar en peleas en Twitter, en lugar de cumplir con su trabajo y desarrollarlo tal y como se espera que lo haga un ministro.
Pero si eso le afectara solo a él no pasaría nada, el problema es que su nula dedicación y su incapacidad afecta a mucha gente, precisamente a la que le paga. ¿Les parece normal que nos estemos ya acostumbrando a escenas como esta desde que Puente se convirtió en ministro, por obra y gracia de su enchufismo con Sánc-HEZ?
Pero oigan, que da igual. Que en una sociedad con tantos «Telecreyentes» como la española no pasa nada. Se cuelga el vídeo en Twitter y a ver el fútbol, que es lo verdaderamente importante.