En un giro digno de las mejores comedias de absurdo español, la secretaria general de recursos agrarios y seguridad alimentaria del Ministerio de Agricultura, la señora Ana Rodríguez Castaño, ha soltado la perla del año: «Hay jamones de Guijuelo afectados por la peste porcina en Cataluña porque no pueden exportar». ¡Toma ya! Imagínense: un pobre jamón ibérico, curándose plácidamente en Salamanca, de repente se entera de que tiene «peste porcina» porque unos jabalíes en Barcelona decidieron morirse en el momento más inoportuno. ¡Es como si yo no pudiera comer paella porque alguien en Bilbao se atragantó con un pincho!
Para los unineuronales que aún no lo pillan (y que, según parece, abundan en ciertos despachos ministeriales), vamos a desgranar esta joyita de lógica gubernamental. Resulta que ha aparecido un brote de peste porcina africana en Cataluña –nada menos que después de 31 años sin casos en España–. Los culpables: unos jabalíes muertos cerca de Cerdanyola del Vallès. La Generalitat dice que lo tienen controladito en un radio de 6 km, como si fuera un concierto de reggaetón con aforo limitado. Pero ¡oh, sorpresa! Países como Japón y México, en un ataque de pánico sanitario colectivo, han decidido bloquear todas las exportaciones de porcino español. Y otros 40 países más se han apuntado al club de los desconfiados.

¿Y qué hace el Gobierno central? Pues declarar que esto es «un tema nacional». ¡Claro que sí! Porque, obviamente, los jamones de Guijuelo (que están a unos 800 km de Barcelona) se han contagiado por telepatía porcina o por WhatsApp viral. «Este es un tema nacional: hay jamones en Guijuelo afectados por la peste porcina en Cataluña», repite la funcionaria como si estuviera revelando la fórmula de la Coca-Cola. ¡Brillante! Es el clásico «divide y vencerás».
El sector porcino español, que mueve más de 6.000 millones de euros al año en exportaciones (¡somos los reyes del jamón mundial!), ahora ve cómo China «por ahora» respeta los acuerdos, pero Japón y México cierran la puerta a cal y canto. Y mientras, el Ministerio crea comités científicos, inspecciona laboratorios y baraja hipótesis conspiranoicas: ¿fuga de laboratorio? ¿Restos de bocadillo contaminado? ¿Sabotaje independentista? (Esta última no la dicen, pero se huele en el aire, como a jamón rancio).
El asunto real es que se pretende arruinar y acabar con el Sector Primario Español y, para eso, el gobierno sí que cuenta con socios fiables porque todos andan en lo mismo.






































