La noticia que sacudió a toda España en el día de ayer fue la de la citación de «su altísima excelencia» por parte del juez Peinado para declarar como testigo en el caso en el que su amada esposa figura como investigada. Los medios afines a su excelencia y su extensa corte de pelotas se movilizaron ante esta citación que ellos consideran injustificada porque «su eminencia» es perfecto, sostenible y resiliente. Pero eso es cara a la galería, entre bambalinas existe una seria preocupación puesto que «su ilustrísima» tiene un problema desde que era bien pequeño: no sabe decir la verdad y ni siquiera conoce su significado. Como ya sabrán, un testigo está obligado a decir la verdad y ahí es donde radica el problema que preocupa a sus más estrechos colaboradores.
Por eso, su ejército de asesores le han aconsejado que recurra a una solución de urgencia. Han contactado con un experto terapeuta para que le enseñe a decir la verdad e incluso la diferencia entre mentir, decir la verdad y cambiar de opinión. Consultado este terapeuta, que prefiere mantenerse en el anonimato, ha asegurado que cuando recibió el encargo «supo de las complicaciones a las que se enfrentaba». Aseguraba que » tener más de 50 años y no saber decir ni una verdad es algo casi crónico», pero que va a «tratar de solucionarlo».
Desde Moncloa han reconocido que se va a tratar de una terapia «bastante cara», pero también han reconocido no estar preocupados por ellos ya que «no lo pagamos nosotros, lo pagan los pringados que trabajan para mantenernos como reyes».