Si hay un organismo estatal en España que, en estos momentos, tenga que dedicar su tiempo al completo para salvar nuestras vidas, ese es, sin ninguna duda, la AEMET. Y es que en unos momentos en los que el «climacambiático» nos puede matar a todos, es fundamental que la AEMET esté alerta para salvar nuestras vidas. Todas las vidas, incluidas las de los negacionistas asintomáticos del clima, que creen que nos fumigan y magufadas por el estilo.
Pero para eso es necesario que todos los miembros de la AEMET esté vigilantes en sus puestos las 24 horas del día y los siete días de la semana. Los coches diesel y gasolina que circulan por España están causando infinidad de daños en el clima, y no digamos los cuescos de las vacas, ovejas y resto de animales que ganaderos inconscientes siguen criando, a pesar de las facilidades que nos da la carne sintética, o la cría de grillos.
Por eso nos parece normal y completamente lógico que se haya impedido que el jefe de Climatología del organismo estatal en la Comunidad Valenciana, José Ángel Núñez, haya acudido al Ayuntamiento de Valencia y no haya participado este pasado lunes por la tarde en la comisión no permanente para el estudio y recuperación de las zonas afectadas por la riada en la ciudad de Valencia.
Debemos concienciarnos todos que Núñez, y todos sus compañeros, deben emplear sus cinco sentidos en salvarnos a todos de nuestra gran irresponsabilidad por el daño que estamos provocando en el clima. Otra cosa distinta es que a veces se equivoquen gravemente, como ha sucedido en Valencia, pero los telecreyentes tienen que tener en cuenta que, como humanos que son, pueden cometer pequeños fallos, que todos deberíamos entender.
Dios salve a la AEMET, nuestros protectores. Los próximos salvadores de la nación española, aunque a veces cometan algunos fallos.