Gracias a esos políticos que tanto nos quieren y que tanto se preocupan por nosotros, mientras somos rentables para saquearnos la «pasta», cada vez estamos más protegidos de los peligros que nosotros mismos provocamos. Ese ganadero de tu pueblo que tiene vacas, que es un auténtico terrorista de los «cuescos». El vecino del quinto, que está en el paro y que sigue con su Golf GTI de hace 15 años. Encender la calefacción durante muchas horas cuando hace frío, o el aire acondicionado cuando hace calor, todo ello, y mucho más, está provocando un climacambiático muy peligroso para todo aquel que se atreva a salir de las confortables ciudades de 15 minutos en las que el Gran Hermano siempre va a estar pendiente de ti.
No te reúnas con tus amigos. No viajes en coches diésel o gasolina. No vayas al campo, tampoco a la montaña. Ponte la mascarilla cuando se te diga. Quítatela en la terraza del bar de al lado de casa. No respires demasiado. No comas carne, tampoco comas pescado. Cómete un saltamontes, un grillo o una cucaracha, que es mucho más sostenible. Y ahora, no viajes en avión demasiado porque es muy peligroso. Los «expertos», el gobierno que se preocupa por nosotros «predicen más turbulencias impredecibles por el calentamiento». Fíjate lo inteligentes que son que predicen incluso lo impredecible, ¿cómo no vas a confiar en ellos?
Y como no hagas demasiado caso son capaces hasta de derribar un avión para demostrándolo. La verdad a veces es dura e impone sacrificar a algunos. Ya saben, la letra con sangre entra.