Queridos Jueces Magos.
Me llamo Pedrito, soy un niño de 52 años y este año me he portado muy bien porque, de momento, no he encerrado a nadie en sus casas durante tres meses. Y aunque procuro saquear a todo el mundo a base de impuestos, de cotizaciones y de formularios imposibles a autónomos y a grandes empresas, he bajado un pistón con los pinchazos, aunque a veces permita que todo el mundo sea fumigado desde el cielo, pero solo lo hago por divertirme un rato con los pringados que no se enteran de nada.
La gente malpensada cree que he enchufado a mi esposa para desarrollar actividades para las que no está preparada y con el único currículum académico de ser mi esposa, pero eso no es cierto porque, simplemente, yo lo he dejado caer entre los empresarios afines y la magia del sistema ha hecho el resto. Para este año quiero que me traigáis lo que siempre habéis traído a todos los partidos políticos, silencio absoluto, sobre todo en elecciones.
Se que a veces tengo fallos, pero eso es algo que, en mi perfección absoluta, me lo permito de vez en cuando para parecerme más a la plebe. No tengo una familia perfecta, cometen errores, pero ante eso no puedo hacer nada porque lo que yo tengo y lo que yo soy no es contagioso, pero prometo intentar que cambien y si no lo hacen por mi bien, les sustituiré por otros.
Para este año no os pido nada nuevo, nada que no podáis hacer y que sé que lo habéis intentado siempre, sobre todo desde que me he venido a vivir a este palacete de las afueras de Madrid. Solo os pido que hagáis caso a todo lo que os diga. Que os dejéis someter. Que siempre seáis afines a mi y al Ministerio Fiscal. Salir indemne de todas mis tropelías, tal y como ha sucedido desde el primer día y que pueda seguir haciendo lo que me venga en gana y pasando por encima de todos.
Como veréis, tampoco es tanto el esfuerzo que os pido. A cambio prometo no encerrar a ningún compañero vuestro en la cárcel, en algún manicomio y también prometo permisividad a la hora de la declaración de la renta.
¿Capisci?