En un giro digno de una comedia de enredos, los Mossos d’Esquadra han denunciado este jueves a una de las agentes de élite encargada de proteger al mismísimo Salvador Illa, presidente de la Generalidad, por, presuntamente, practicar el noble arte del hurto en una tienda del glamuroso Paseo de Gracia. Sí, señores, parece que la seguridad de Cataluña incluye ahora vigilar que las prendas de diseño no se queden tristes sin dueño.
Según fuentes cercanas al caso –que seguro están disfrutando del chisme tanto como nosotros–, la agente, integrante del selecto club de escoltas del líder catalán, fue pillada con las manos en la masa, o más bien en la bolsa, tras intentar salir del establecimiento con un variado surtido de ropa: algunas prendas pagadas y otras, digamos, “liberadas” por error. “No era mi intención, fue un despiste”, habría dicho la protagonista de esta tragicomedia, demostrando que hasta los mejores pueden confundir una tienda con un autoservicio gratuito.
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El incidente ocurrió ayer por la tarde, cuando los responsables de la tienda –probablemente hartos de tanto glamour mal entendido– alertaron a la policía. Al llegar los agentes, la escolta se identificó como parte del exclusivo equipo que cuida de Illa, lo que debió de añadir un extra de surrealismo a la escena. “¿Detenida? No, no, qué va”, aclaran las fuentes policiales, porque al parecer el hurto fue tan leve (menos de 400 euros) que no merece ni unas esposas de diseño. Eso sí, la Unidad de Asuntos Internos ya está investigando si este “despiste” merece un aplauso por creatividad o un expediente por despilfarro de confianza.
La acusada, que se enfrentará a un juicio rápido en marzo –porque en Cataluña hasta los dramas legales van con prisas–, insiste en que todo fue un malentendido. Claro, quién no ha salido alguna vez de una tienda con una bolsa mixta de “lo pagué” y “lo olvidé” mientras protege la integridad de un presidente autonómico. Mientras tanto, los Mossos han abierto un expediente interno para decidir si la apartan del servicio o le dan un curso intensivo de cómo usar una tarjeta de crédito.
En definitiva, un día más en el que la realidad supera a la ficción: la escolta de Illa, destinada a proteger y servir, nos recuerda que a veces el mayor peligro no está en las calles, sino en las perchas. Salvador, amigo, revisa el currículum de tu equipo, que parece que algunos confunden “seguridad” con “souvenir”.