¡Atención, mortales endeudados! El Tribunal Supremo ha hablado, y no, no es para regalarte un yate con la devolución de tu hipoteca. En su sentencia fresquita del horno (esa que llegó justo cuando los bancos estaban contando sus bonus navideños), los togados han decidido que el Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios (IRPH) no es abusivo. ¿Por qué? Porque «falta de transparencia» no significa «abusivo», sino más bien «un detallito que se les escapó a los comerciales mientras te vendían el sueño de la casa con piscina». ¡Bravo, jueces! Habéis salvado la economía nacional… o al menos la de los bancos.
Imaginad la escena en la sala: un grupo de magistrados con togas impecables, mirando fijamente a los pobres hipotecados como si dijeran: «¿Queríais que devolviéramos miles de millones? ¡Ja! Eso sería como pedirle a un tiburón que devuelva el pez que se comió porque no le explicó las calorías!». El IRPH, ese índice mágico que siempre subía más que el Euríbor (como un cohete ruso en plena Guerra Fría), se queda tal cual. Los bancos, que lo usaron en más de un millón de hipotecas, respiran aliviados. ¡Y hasta brindan con cava catalán!
Recordemos la jugada maestra: allá por los 2000, cuando los pisos volaban como churros en feria, los bancos te decían: «Olvídate del Euríbor, ese volátil. Toma el IRPH, estable como el amor de tu suegra». ¿Estable? ¡Ja! Era estable… para arriba. Mientras el Euríbor bajaba a negativos (¡gratis dinero, qué risa!), el IRPH se paseaba por el 3-5%, cobrándote un plus de 18.000-20.000 euros extra por hipoteca media. Pero el Supremo dice: «No hay abuso, solo… eh… complejidad». Claro, como explicar física cuántica a un niño de cinco años mientras le quitas el caramelo.
Los jueces han sido tan valientes que han ignorado al TJUE (Tribunal de Justicia de la UE), que en 2020 dijo: «Oye, España, revisad caso por caso si fue transparente». ¿Revisar uno por uno? ¡Qué pereza! Mejor una sentencia general: «No abusivo». ¡Toma ya! Es como si un árbitro ve una falta clarísima y dice: «Bueno, el balón entró, gol válido». Los afectados, unos 800.000 familias, se quedan con cara de «pues vale, sigo pagando».
¿Os acordáis de las cláusulas suelo? Ahí sí que se atrevieron… un poquito. Devolvieron algo, pero con gotero. Con el IRPH, ni eso. «Podría desestabilizar el sistema financiero», argumentan. ¡Claro! Porque si devuelven 4.000-5.000 millones (estimación modesta), los bancos quiebran y nos quedamos sin cajeros. Mejor que quiebren las familias, ¿no? Prioridades.
Un juez anónimo (probablemente ficticio) confesó en sueños: «Queríamos ayudar, pero los bancos nos invitaron a un crucero. Digo, a una conferencia sobre estabilidad». Y el Gobierno, calladito. Porque, al final, la banca siempre gana. Es como el Monopoly: ellos son el banco, tú el perrito que paga alquiler eterno.
Queridos lectores, moraleja: si firmas una hipoteca, lee la letra pequeña… o contrata un detective. El Supremo ha cerrado el chiringuito IRPH con candado de oro macizo. Los bancos celebran con yates; tú, con fideos Pero ¡ánimo! Al menos ahora sabes que el IRPH era «transparente como el agua turbia de un río».
Y recordad: en España, la justicia es ciega… pero ve perfectamente los logos de los bancos. ¡Hasta la próxima sentencia, donde seguro ganan ellos otra vez!






































