Queridísimo Presidente Pedro Sánchez,
Luz de La Moncloa, faro de la justicia social y capitán incansable del PSOE, nosotros, los abajo firmantes, representantes del mundo de la cultura, el arte y las subvenciones generosamente otorgadas por tu magnánimo gobierno, nos reunimos para expresarte nuestro más ferviente, absoluto y —¡cómo no!— desinteresado apoyo. Porque, ¿quién mejor que tú para liderar España en estos tiempos turbulentos, llenos de rumores malintencionados y cloacas que, claramente, solo buscan ensuciar tu impecable trayectoria? Desde los escenarios subvencionados, los rodajes financiados con fondos públicos y los museos que florecen bajo tu benevolente mirada, queremos decirte: ¡Ánimo, Pedro! No dejes que las habladurías sobre corrupción te afecten.
Esas acusaciones de tráfico de influencias, esas investigaciones sobre los contratos de mascarillas de tu entorno, los casos de financiación irregular, las maletas venezolanas, los ERE en Andalucía, el caso Koldo, el caso Ábalos, el caso Begoña… ¡Bah, minucias! Todo eso no es más que una conspiración de las derechas, las ultraderechas y las ultramegaderechas para manchar tu nombre. ¿Quién no tiene un par de escándalos en su currículum? Es prácticamente un requisito para ser un líder carismático en este país.
Y qué decir de esas habladurías sobre las saunas de tu suegro, el respetable Sabiniano Gómez, quien, según algunos desalmados, habría gestionado un emporio de placer en la calle San Bernardo donde se reunían políticos, empresarios y quién sabe cuántos más. ¡Qué imaginación la de la oposición! Insinúan que esos secretos vaporosos te ayudaron a escalar hasta la presidencia del Gobierno, como si el talento puro y tu carisma no fueran suficientes. Nosotros, desde luego, no creemos ni una palabra. Esas saunas eran, como dijo la Audiencia Nacional, un negocio «lícito». ¡Un spa como cualquier otro! ¿Qué hay de malo en un buen baño de vapor entre amigos influyentes? Si alguien grabó algo o chantajeó a alguien, seguro que fue pura casualidad. Y si La Veneno mencionó en sus memorias a un tal JB o MM en esos mismos locales, bueno, serán iniciales de… ¿Juan Bermúdez y Manolo Martínez? ¡Nombres comunes, nada más!
Nosotros, los firmantes, que vivimos de las generosas ayudas públicas que tu gobierno reparte con tanto cariño, no podemos más que aplaudir tu resiliencia. ¡Qué valentía la tuya al mantenerte firme mientras la fiscalía, los jueces y esos molestos periodistas de investigación intentan desenterrar trapos sucios que, estamos seguros, no existen! Porque, ¿quién necesita transparencia cuando se tiene el carisma de un líder que promete igualdad mientras viaja en Falcon a conciertos de Springsteen? ¡Eso es coherencia, Pedro, y nosotros lo celebramos!
Por eso, te pedimos que no dimitas, que no te rindas, que sigas siendo el capitán de este barco que navega entre titulares de corrupción y titulares de más corrupción. No hagas caso a los que dicen que tu gobierno es un culebrón de escándalos; ellos no entienden el arte de gobernar. Y si alguna vez te sientes solo, recuerda que tienes el apoyo de esta comunidad cultural, cuyos proyectos —casualmente— dependen de las subvenciones que tan generosamente apruebas. No hay conflicto de intereses aquí, solo amor incondicional por tu liderazgo.
Así que, Pedro, sigue adelante. Ignora las sombras de las saunas, las investigaciones judiciales y las críticas de esos desagradecidos que no saben apreciar tu talento para sobrevivir políticamente. Como dijo el gran filósofo moderno, Paca la Piraña: «Digo, ni puta ni santa». Y tú, Pedro, eres un poco de ambos: un santo para nosotros, los subvencionados, y… bueno, dejémoslo ahí.
Con admiración (y un ojo en el BOE para la próxima ronda de ayudas),
Los firmantes del mundo de la cultura
(Nombres omitidos para no comprometer futuras subvenciones)
P.D.: Si pasas por un spa, ¡invítanos! Prometemos no grabar nada.