Según la presidenta de la Comisión Europea, Ucrania devolverá los €45.000 millones que le prestamos en octubre de 2024… pero solo si Rusia paga reparaciones. Sí, han leído bien: si Rusia, ese país que está en guerra con Ucrania desde 2022, decide de repente ser el hada madrina de Europa y soltar la pasta. ¿Les suena a ciencia ficción? A mí también.
El plan, que Von der Leyen presentó con bombo y platillos en septiembre de 2025, consiste en usar los activos rusos congelados —unos €140.000 millones que están en el congelador europeo desde 2022— para financiar un «préstamo de reparaciones» a Ucrania. Suena bien, ¿verdad? Excepto por un pequeño detalle: Rusia no ha mostrado ni el más mínimo interés en pagar un céntimo, ni siquiera un rublo, por daños de guerra. De hecho, desde que Volodymyr Zelenskyy demandó reparaciones en marzo de 2022, Moscú ha respondido con un silencio más frío que el hielo que bendijo el Papa León XIV la semana pasada.
🚨⚡️Von der Leyen reclama a Ucrania que devuelva el dinero prestado pic.twitter.com/kzFy2w5n5w
— El Ojo (@ElOjoEn) October 1, 2025
Porque, pensémoslo: este préstamo de €45.000 millones, parte de un paquete mayor que incluye €18.000 millones en asistencia macrofinanciera, fue aprobado en octubre de 2024 con la esperanza de que Ucrania pudiera sostenerse económicamente. Pero ahora, con la guerra aún en punto muerto y Rusia más ocupada en bombardear que en negociar, ¿de verdad alguien cree que Putin va a decir: «¡Claro, aquí tienen los billetes, disculpen las molestias»? No, amigos, esto huele más a un regalo eterno que a un préstamo.
Y es que el plan de Von der Leyen, aunque ingenioso en teoría, tropieza con la realidad geopolítica. Los activos rusos congelados están ahí, sí, pero usarlos requiere un consenso internacional que no existe. Mientras tanto, Ucrania sigue necesitando dinero para armas, reconstrucción y, ya de paso, para no colapsar. En X, @PORMIGRANCULPA lo expresó con sarcasmo: «Con un billete de un trillón de dólares lo hace Zelenski…». Y no le falta razón: si Rusia no paga, este préstamo se convertirá en un agujero negro presupuestario para la UE.
La gracia de todo esto está en la ingenuidad del argumento. Von der Leyen, con su habitual tono serio, nos pinta un escenario en el que Rusia, el villano de la película, se convierte en el benefactor. Es como si esperáramos que Darth Vader pague la terapia de Luke Skywalker después de cortarle la mano. Y es que, en el fondo, todos sabemos que este préstamo no se devolverá nunca.
Así que, mientras Von der Leyen sigue con su discurso de «aumentar la esperanza», nosotros nos quedamos con la duda: ¿realmente cree que Rusia pagará, o simplemente nos está vendiendo un coche usado?