En una de esas nuevas casualidades que se producen en el mundo, en estos momentos nos encontramos con una nueva alerta sanitaria mundial, cuatro años más tarde de la última que sufrimos en 2020, curiosamente justo después de unos Juegos Olímpicos y casualmente coincidiendo, de nuevo, con unas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Demasiadas casualidades que, aunque extrañas, haberlas haylas.
Resulta que otro animal, el mono, se ha vuelto a convertir en un enemigo de la humanidad. Si antes lo fue el murciélago y el pangolín, ahora lo está siendo el mono y esperemos a ver qué pasa con las criminales gallinas. Sea como fuere, a OMS, que siempre se preocupa por nosotros de la mano de financiadores como Bill Gates, gran filántropo, o el Rotary Club, grandes protectores de la humanidad, vuelve a lanzar una alerta para protegernos a todos, ¡muchas gracias! Que coincidan dos alertas estando un terrorista al mando de esa organización sanitaria no es más que otra casualidad, porque ahora quiere compensarnos a todos por el daño humanitario que ha hecho en su país ya que está muy arrepentido.
Ahora solo le pedimos al gobierno de España que si tiene que encerrarnos de nuevo de forma ilegal, que si tiene que arruinar a pequeñas empresas y autónomos, para que se queden con sus negocios grandes corporaciones, que si tienen que prohibir que los niños salgan a las calles, y que lo hagan los perros, o destrozar la salud mental de todo el mundo, que lo haga. Todo sea por el bien común porque si hemos tenido una gran enseñanza de los sucedido en 2020 es que «juntos salimos más fuertes».
Nosotros, desde nuestro humilde medio, recomendamos a nuestros lectores que se pongan una mascarilla aunque vayan solos en el coche. Que vuelvan a mantener la distancia de seguridad de dos metros, que abandonen en residencias y en sus casa a los ancianos, es por su bien. Y que vuelvan a cantar el «Resistiré» a las ocho de la tarde en el balcón, ¡qué bonito recuerdo!