Entendemos que, llegados al límite saqueador que hemos llegado, debe ser muy difícil para el Ministerio que dirige nuestra querida ministro ‘Mopongo’ no saquear más, que lo controlan muy bien, sino justificar cómo hacerlo para que los incautos sigan pensando en aquello de para Sanidad y Educación. Como vemos que, a pesar de los asesores, la cosa de la imaginación anda cada vez más limitada hemos pensad en ayudarles un poquito para que después no digan.
Estas son algunas ideas que se nos han ocurrido. Las tablas impositivas son una simple sugerencia puesto que, como ya sabrán, les queda margen como para llegar l 100%.
El Impuesto al Suspiro de Alivio
Porque, ¿quién no ha suspirado aliviado al terminar un día duro? Pues eso se acabó. A partir de septiembre, cada suspiro que emitas tras pagar una multa, superar un atasco o sobrevivir a una reunión familiar será gravado con un 15%. ¿Te has librado de una multa por ir a 120 en una zona de 30? ¡Págale a Hacienda por esa alegría! Los inspectores irán armados con micrófonos ultrasensibles para detectar esos alientos de alivio y añadirlos a tu declaración trimestral. ¡Qué detallistas!
El Impuesto al Sol de la Terraza
Olvida esos momentos de paz tomando una caña al sol. El gobierno, en su infinita creatividad, ha decidido que el sol que calienta tu cervecita también debe calentarle los bolsillos a ellos. A partir de septiembre, cada rayo de sol que te dé en la cara mientras disfrutas de una terraza llevará un recargo del 20%. ¿Más sombrilla? Más caro. ¿Te mueves a la sombra? Te multan por evasión solar. Porque, claro, el sol es un recurso público y, según ellos, tú lo estás monopolizando egoístamente.
El Impuesto a los Pensamientos Positivos
¡Sí, has leído bien! Resulta que el gobierno ha descubierto que pensar en positivo genera un “beneficio emocional” que debería tributar. A partir de septiembre, cada vez que te pillen sonriendo sin motivo o diciendo “mañana será mejor”, te caerá un 10% sobre tu renta emocional. ¿Planeas un viaje? ¡Págalo antes de soñarlo! Los inspectores de Hacienda ya están entrenando con detectores de felicidad, así que más vale que practiques tu cara de póker. ¡La alegría tiene un precio, y ellos lo fijan!
El Impuesto al Ruido del Vecino
Porque, ¿quién no ha sufrido las fiestas de los vecinos? Ahora, el gobierno ha decidido que ese martilleo nocturno o el reguetón a todo volumen también deben generar ingresos. A partir de septiembre, cada decibelio que te robe el sueño será gravado con un 5% sobre tu paciencia. ¿Tu vecino toca la batería a las 3 de la mañana? Tú pagas, y él recibe un descuento por “contribuir a la economía nacional”. ¡Solidaridad vecinal al estilo Hacienda!
El Impuesto al Olfato Perdido
Y para rematar, porque el olfato también es un lujo que no merecemos gratis, a partir de septiembre se impondrá un gravamen del 12% por cada olor que percibas. ¿Un café recién hecho? Págalo. ¿La brisa marina en vacaciones? ¡A la saca! Si te atreves a disfrutar del aroma de tu comida casera, prepárate para un recibo extra. Los inspectores llevarán narices biónicas para asegurarse de que no te saltes ni un efluvio. ¡Huele, pero paga!