Un grupo de cerebritos con batas blancas ha decidido iluminarnos con una noticia que, francamente, nos tiene temblando de emoción: hace 250 millones de años, unas erupciones volcánicas en Siberia habrían provocado la extinción masiva más grande de la historia. Sí, señoras y señores, la Gran Mortandad, el evento en el que el 90% de las especies terrestres y marinas se fueron al garete. Pero, un momento, ¿cómo saben estos genios qué pasó exactamente hace 250 millones de años? ¿Acaso tenían un dron grabando la escena? ¿Una GoPro en un trilobite? Porque yo, sinceramente, no veo el vídeo en YouTube.
Resulta que estos iluminados de la Universidad de Leeds, junto con sus amiguetes de otras instituciones, han estado hurgando en unas rocas de la cuenca del río Tunguska (sí, en Siberia, donde hace más frío que en el corazón de mi ex). Según ellos, encontraron “evidencias” de que unas erupciones masivas soltaron un cóctel tóxico de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono y metano, que convirtieron el planeta en una sauna infernal. ¿Resultado? Adiós dinosaurios, adiós bichos marinos, adiós a todo lo que no tuviera un buen aire acondicionado. Pero, vamos a ver, ¿cómo saben que fue justo hace 250 millones de años y no, qué sé yo, 249 o 251? ¿Tenían un calendario maya escondido en la roca o qué?

El artículo nos cuenta, con esa seriedad que solo los científicos pueden fingir, que analizaron “minerales ricos en carbono” y usaron “modelos informáticos avanzados”. ¡Claro, modelos informáticos! Porque todos sabemos que una computadora puede retroceder en el tiempo y decirte si el volcán erupcionó un martes o un jueves. “Oye, Siri, ¿qué tiempo hacía en Siberia hace 250 millones de años?” “Pues mira, erupciones a tope y un 90% de probabilidad de extinción, ¡abrígate!”. Y luego están esas “cenizas volcánicas” que encontraron. ¿Cenizas? ¿En serio? ¿No será que alguien dejó mal apagada la barbacoa prehistórica y ahora le echan la culpa a los volcanes?
Lo más gracioso es que estos sabios aseguran que las erupciones duraron “solo” un millón de años. ¡Qué precisión, oiga! Un millón de años arriba o abajo, total, ¿qué más da? Si no estaban allí con un cronómetro, ¿cómo saben que no fueron 999.999 años o un millón y medio? A lo mejor los volcanes tenían un temporizador como los hornos modernos: “Erupción programada para el Permiano-Triásico, bip bip”. Y encima nos dicen que el carbono de las rocas “confirma” que el calentamiento global fue el culpable. Claro, porque hace 250 millones de años los dinosaurios ya estaban preocupados por su huella de carbono y reciclando sus huesos.
En fin, el estudio, publicado en Nature Geoscience (porque todo suena más creíble si lo pones en una revista con nombre fancy), nos advierte que esto podría ser una lección para hoy. “¡Cuidado con el cambio climático, humanos estúpidos, mirad lo que pasó en el pasado!”. Sí, vale, pero si ni siquiera sabemos si el café que tomaron los investigadores estaba bueno esta mañana, ¿cómo vamos a fiarnos de que tienen el minuto a minuto de una catástrofe de hace 250 millones de años? Yo propongo una teoría alternativa: a lo mejor fue una venganza alienígena, o los trilobites organizaron una fiesta con demasiado fuego artificial. Total, sin testigos, todo vale, ¿no?