El buen «esclañol» debe seguir unas normas básicas sin las cuales podría ser capaz de pensar por sí mismo y, posiblemente, incluso rebelarse en contra del amado líder. El buen «esclañol» debe seguir estas normas a rajatabla si quiere ser obediente y que ‘El Gran Hermano’ no se enfade con él.
El buen «esclañol» se tiene que levantar por la mañana y desde primera hora debe pensar que está obligado a realizar la labor encomendada, por el bien del amado líder, su familia, la del amado líder, sus amigos, los del amado líder, y sus enchufados, los amigos de los amigos del amado líder, familiares y amigos de los familiares.
El buen «esclañol» debe poner la radio desde primera hora y escuchar cualquiera de las emisoras amigas del amado líder. En el fondo, da igual incluso que su locutor favorito critique al amado líder, es la función encomendada y se le recompensa adecuadamente.
El buen «esclañol» debe ir directamente a trabajar, aunque se le permite tomar algún café antes de la jornada laboral, siempre que la cafetería o bar en cuestión tengan a todo volumen alguno de los programas con los que las televisiones del estado, o las subvencionadas, moldean los pensamientos del buen «esclañol».
El buen «esclañol» tiene siempre que ser consciente que el trabajo es importante, sobre todo para el amado líder, que sin dar «palo al agua» se va a llevar la mitad del dinero que el súbdito, o buen «esclañol», produzca con la labor enconmendada.
Es importante que si el buen «esclañol» no tiene perros y se le ha ocurrido tener algún hijo sea consciente de que ese hijo también le pertenece al amado líder. Es, por tanto, fundamental, que una vez cumpla los tres añitos, el buen «esclañol» lleve al futuro buen «esclañol» a las aulas habilitadas por el amado líder para que sea bien adoctrinado en el amor que el amado líder merece.
Cuando el buen «esclañol» vuelva a casa después de trabajar es fundamental que continúa con la programación que el amado líder transmite a través de las televisiones subvencionadas. Es muy, muy importante que no haya ningún tipo de conversación familiar y que ya esté merendando, cenando, dormitando en el sofá e incluso yendo a la cama, el aparato de programación esté siempre encendido para que cumpla con su cometido.
El buen «esclañol» debe saber que, aunque los impuestos directos e indirectos no le repercutan en su propio beneficio, es muy importante que consuma, si son indirectos, o pague, si son directos, si quiere llevarse bien con el amado líder y no probar su ira saqueadora.
Al buen «esclañol se le permite en fines de semana, festivos y vacaciones, ir al fútbol, tomar un número ilimitado de cervezas e incluso disfrutar del teatro o el cine, preferiblemente español, con el que el amado líder le seguirá dando alguna orden encubierta que es necesario recibir, si no quiere que el amado líder se enfade. Dispondrá de una semana de playa al año para que se desfogue, pero siempre que haya un suficiente número de televisores y radios cerca.
El buen «esclañol» disfrutará de jornadas de vacaciones, remuneradas por el empresario, para que pueda intercambiar conversaciones absurdas con algún otro buen «esclañol» que sea a imagen y semejanza del amado líder.
Para cualquier reclamación o queja, el amado líder ha dispuesto que el buen «esclañol» pueda salir a gritar a la calle para protestar, pero siempre en las horas, lugares y condiciones que el amado líder marque, para no perder de vista al rebaño.
Cada cuatro años, el amado líder ha decidido que se convoquen las jornadas de «echar el papel en una caja». El amado líder considera que es muy importante que el buen «esclañol» piense que su opinión sirve para algo y que tiene poder de decisión en algo, cuando ni siquiera la tiene en su propio futuro.
El buen «esclañol» se encerrará, se medicará y medicará a los suyos cuando el amado líder se lo marque y siempre que el amado líder lo decida porque sí.
Todo buen «esclañol» tiene que saber que aquellos que ya no son buenos «esclañoles» serán perseguidos, humillados e incluso encerrados solo por no seguir los dictados del amado líder.
Así sea.