Dice el refrán que «cuando el diablo no tiene nada que hacer, mata moscas con el rabo». Y nosotros añadimos que si, además, ese diablo tiene un afán de protagonismo ilimitado y un discurso muy limitado, el movimiento de ese rabo matando moscas se vuelve cada vez más pesado y anodino.
La exministro, actual eurodiputada y mujer de, o exmujer a lo mejor, Irene Montero tiene muchos embrollos en su cabeza, pero el principal que tiene es que, a pesar de ser incluso madre, no ha conseguido madurar todavía y su discurso se ha convertido en monótono, pesado e incluso exasperante a veces.
Pero esto sucede mucho más cuando se le hacen preguntas incómodas, o cuando no se sabe qué decir ante preguntas que, debido a su responsabilidad presente y pasada, debería responder.
Sabemos que es tremendamente fácil responder a los periodistas del equipo de opinión sincronizada, pero había unos tiempos en los que los políticos con responsabilidades se atrevían a enfrentarse a preguntas complicadas.
Eso es algo que no sucede con Irene Montero porque, probablemente, no de para más. Y aunque es cierto que Europa debe ganar mucho dinero su ilimitado afán de protagonismo le está llevando a hacer el ridículo mucho más de lo que lo hacía antes, aunque parezca imposible.
Además, lo lógico es que cuando has estado gestionando un dineral, y ahora resulta más que evidente que lo has malgastado, sería normal que diera algún tipo de explicación. Pero no, la inmadura Irene responde ahogada: «fascista, que eres un fascista».
Vito Quiles le pregunta a Irene Montero por qué ataca a Ana Rosa por sus viviendas cuando ella tiene un chalet y 4 casas. pic.twitter.com/vG2oWKvTD0
— Wall Street Wolverine (@wallstwolverine) January 17, 2025