La llegada del hombre enamorado, y señora, a nuestras vidas ha sido lo mejor que nos ha podido pasar a todos los españoles. Vela por nuestra salud, vela por nuestra economía, vela por nuestra integridad física al no dejarnos salir de casa durante tres meses para que no nos pongamos malitos y ahora también vela por la integridad física y mental de los más pequeños gracias a la implantación del ya famoso «pajaporte» en España.
Y como ha siempre hasta ahora, lo hace por nuestro bien. Porque hay mucho desalmado que, lejos de agradecer a su excelencia todos sus actos heroicos por la gente, le ataca. Y a propósito del «pajaporte», mucho indocumentado ha llegado a decir que cómo es posible que su alteza nos hable de estas cosas si su fallecido suegros, que en paz descanse, se dedicaba al negocio de las saunas, manipulando como suelen hacer toda la fachosfera de la máquina del fango.
Y a propósito de estas acusaciones, el hombre entregado a España ha respondido que eso no era más que otro bulo difundido por toda esa gente extremista que no le quiere como merece. Que lo de las saunas del suegro eran centro de retiro espiritual y que ahí acudía mucha gente noble y con altos valores. Que podrían haber ido incluso niños, pero que se decidió limitar la edad para entrar no fuera que hubiera habido gente malintencionada que no lo entendiera. «Yo estoy aquí para protegeros y velar por vosotros», afirmó por úlitmo el faro de occidente.