El gobierno de Pedro Sánchez ha vuelto a superarse, alcanzando nuevos picos de descaro con su última jugada maestra. Resulta que, mientras todos nosotros estamos en agosto ocupados untando crema solar o peleándonos con las sombrillas en la playa, el Boletín Oficial del Estado (BOE) ha decidido soltar una bomba silenciosa: ¡han nombrado a un jefe de gabinete del jefe de gabinete! Sí, han leído bien, un puesto tan necesario como un chubasquero en el desierto, publicado con la sutileza de un ninja en plena siesta nacional. ¡Toma descaro!
Sánchez, con su sonrisa de póker y un café en la mano, mirando el calendario nos dice: “Perfecto, agosto, cuando nadie lee el BOE porque está demasiado ocupado comiendo paella, es el momento ideal para colar este nombramiento”. Y así, con la elegancia de un mago sacando un conejo de la chistera, han decidido añadir otra capa a su ya abultada burocracia. Porque, claro, ¿qué mejor manera de demostrar que el dinero público es infinito que creando un puesto que suena a broma de mal gusto? ¡Un jefe de gabinete del jefe de gabinete! ¿El siguiente paso será un jefe de gabinete del jefe de gabinete del jefe de gabinete? ¡Que alguien avise a Netflix, que esto da para una serie de comedia!
Nombran a un jefe de gabinete del jefe de gabinete.
— Sergio Sayas (@sergiosayas) August 5, 2025
Lo publican en agosto para que no te enteres. pic.twitter.com/JdRkbEJMh5
Pero esperen, que la cosa mejora. Esto no es un desliz aislado, no, no. Viene en el contexto de un gobierno que, según el escándalo destapado en junio de 2025, tiene a su propio partido socialista (PSOE) bajo la lupa por corrupción. Sí, mientras investigan si algunos de sus compañeros han estado jugando al Monopoly con fondos públicos, Sánchez y su equipo deciden que lo prioritario es engordar la nómina interna. ¡Qué sensibilidad, qué timing impecable! Es como si un ladrón te robara la cartera y luego te ofreciera comprarte un café con tu propio dinero. ¡Bravo, maestro!
Y no olvidemos el talento de Sánchez para manejar a sus aliados de coalición, un circo político donde cada payaso tiene su propio megáfono. Entre mantener contentos a los socios de Podemos, los independentistas y quien se ponga por delante, el presidente ha perfeccionado el arte de esquivar responsabilidades como si fuera un bailarín de flamenco en plena feria. Nombrar a este nuevo cargo en agosto no es solo un descuido, es un guiño irónico a todos nosotros, como diciendo: “Seguid en la playa, que nosotros nos ocupamos de… bueno, de ocuparnos”.
La guinda del pastel es el contraste con la realidad del país. Mientras los españoles aún lamen las heridas de las inundaciones de Valencia del pasado octubre, donde la gestión del gobierno dejó mucho que desear (¡vaya sorpresa!), Sánchez prefiere invertir tiempo y recursos en este nombramiento estrafalario. Porque, claro, nada grita “prioridad nacional” como ignorar a los damnificados para asegurarse de que el jefe de gabinete tenga su propio asistente personal. ¡Qué corazón tan grande!
Algunos dirán que esto es política de siempre, que todos lo hacen. Pero la desfachatez de Sánchez y su troupe alcanza niveles épicos. Crear un puesto que huele a enchufismo descarado, en pleno verano, mientras el país se recupera de desastres y escándalos, es como si te escupieran en la cara y te dijeran que es lluvia bendita. Así que, queridos lectores, brindemos con un tinto de verano por el genio de La Moncloa, que convierte la gobernanza en un espectáculo de humor negro. ¡Que siga el show, que el BOE no descansa… ni nosotros tampoco de reírnos de tanto cinismo!