¡Oh, Iván Redondo, el mago de las encuestas, el Houdini de los sondeos, el Nostradamus de la Moncloa! El que fuera el gurú de la estrategia de Pedro Sánchez ha vuelto a las andadas con una encuesta electoral tan favorable al PSOE que hasta los socialistas más escépticos se han puesto a bailar la conga. Según este sondeo milagroso, el PSOE arrasaría en unas hipotéticas elecciones con una ventaja que haría palidecer a cualquier rival. Los medios afines, como si hubieran recibido un guion de Hollywood, han amplificado la noticia con titulares que parecen sacados de un mitin en Ferraz: «¡El PSOE, imbatible!», «¡Sánchez, el rey de las urnas!». Pero, queridos lectores, si esta encuesta es tan fabulosa, tan apabullante, tan maravillosa, ¿por qué demonios no convocan elecciones ya mismo? Spoiler: porque esto huele a cuento chino más que a realidad.
Según el sondeo orquestado por Redondo —que, ojo, ya no está en nómina oficial de la Moncloa, pero sigue siendo el cerebro en la sombra—, el PSOE estaría rozando la mayoría absoluta, con un 35% de intención de voto, dejando al PP de Feijóo comiendo polvo y a Vox convertido en una nota a pie de página. Los números, publicados por medios como El País y La Sexta el 1 de octubre, pintan un panorama idílico: los españoles, al parecer, están enamorados de Sánchez, de su sonrisa presidencial y de su capacidad para sobrevivir a cualquier crisis, desde inundaciones hasta mociones de censura. «¡Es un líder imbatible!», exclamaba un tertuliano en Hora 25, mientras otro medio afín juraba que el PSOE había conquistado hasta a los votantes de Teruel Existe.
Pero, un momento, ¿dónde está la trampa? Porque, seamos sinceros, si el PSOE estuviera tan fuerte como dice Redondo, Sánchez ya estaría corriendo a convocar elecciones más rápido que Usain Bolt en los 100 metros. En cambio, lo que tenemos es un silencio sepulcral desde Moncloa, roto solo por algún que otro tuit críptico del presidente. En X, el usuario @PoliticoSarcasmo lo resumió perfectamente: «Iván Redondo saca una encuesta que dice que el PSOE gana hasta en Marte, pero Sánchez no convoca elecciones. ¿Raro, no? #EncuestaDeCartón».
No es la primera vez que Redondo, el maestro del spin, nos vende una moto con más brillo que sustancia. Este consultor político, conocido por su habilidad para convertir derrotas en victorias narrativas, parece haber sacado su varita mágica para fabricar una encuesta que huele a photoshop estadístico. ¿Metodología? «Confidencial». ¿Muestra? «Suficientemente representativa». ¿Preguntas? «Las justas para que salga lo que queremos». Los críticos, como el analista @DatosSinFiltro en X, no se han mordido la lengua: «La encuesta de Redondo es tan fiable como un horóscopo de gasolinera. Si el PSOE va tan sobrado, ¿por qué no vemos a Sánchez pidiendo urnas ya?».
Y es que el contexto no ayuda a creerse el cuento. El PSOE lleva meses navegando un mar de tormentas: la crisis económica post-2024, las críticas por la gestión de las inundaciones en Valencia y las tensiones con sus socios de coalición (sí, Sumar, te miramos a ti) no son precisamente un imán de votos. Además, las encuestas independientes, como las de CIS o Sigma Dos, sitúan al PSOE en un empate técnico con el PP, lejos de esa hegemonía que Redondo pinta con brocha gorda. «Esto es puro marketing para subir la moral de las tropas», tuiteó @CazadorDeFake, sumándose al coro de escépticos.
Si la encuesta de Redondo fuera tan sólida como presume, Sánchez estaría ya en el BOE firmando el decreto de disolución de las Cortes. Pero, oh sorpresa, no hay urnas a la vista. ¿La razón? Probablemente porque este sondeo es más una operación de propaganda que un reflejo de la realidad. En el mejor estilo Redondo, la encuesta parece diseñada para dos cosas: primero, vender la idea de un PSOE invencible para desanimar a la oposición; segundo, mantener a los votantes socialistas en una nube de optimismo mientras el Gobierno lidia con sus mil y un problemas.
Mientras los medios afines al PSOE siguen tocando las trompetas de la victoria, el resto del país se pregunta si esto es una estrategia genial o un patinazo épico. Redondo, desde su despacho de consultor estrella, debe estar riéndose mientras prepara el próximo titular. Pero, por ahora, la única certeza es que Sánchez no va a arriesgar su sillón en unas elecciones basadas en un sondeo que parece sacado de una novela de fantasía.