¡Ay, amigos, qué deleite para los ojos! Imagínense la escena: una pandilla de «líderes mundiales» europeos, esos que se las dan de salvadores de la democracia y guardianes de la soberanía, posando como alumnos castigados en la oficina del director. Todo capturado en una foto épica compartida por @Zlatti_71 en X, que básicamente dice: «Trump debe estar frotándose las manos de gusto, ¡por fin su sueño hecho realidad!». El pasado 18 de agosto, en la Oficina Oval, estos pobres diablos se sentaron en sofás como si fueran extras en una comedia de enredos, mientras Trump, desde su trono presidencial, les daba una lección de «quién manda aquí». ¡Ja! Si esto no es una burla histórica para la humanidad, no sé qué lo sea. Y lo peor: mientras se dejan humillar como marionetas baratas, andan tramando dictaduritas disfrazadas en la UE. ¡Patético, señores, patético!
El post de @Zlatti_71 es un monumento al sarcasmo: «Supongo que Trump ha estado esperando un momento como este toda su vida… Si realmente representas a una nación soberana, no te dejas llevar. Le dices al anfitrión que este espectáculo es humillante, que puede jugar esos juegos con otros, pero no te permites ser exhibido ante el mundo como un grupo de niños sentados obedientemente ante su maestro. Sin embargo, ¡todavía me estoy riendo! No me canso de estudiar las caras de estos puppets». ¡Puppets! Marionetas, títeres, ¡muñecos de ventríloco! El tipo, que confiesa ser un exgerente, compara esto con sus reuniones de «reprenda a los empleados inútiles». ¿Y saben qué? Tiene razón: estos «líderes» parecen listos para recibir su nota de expulsión, no para negociar tratados internacionales.
I suppose Trump had been waiting for a moment like this his whole life…
— Zlatti71 (@Zlatti_71) August 19, 2025
If you truly represent a sovereign nation, you don’t just go along. You tell the host that this spectacle is humiliating, that he can play those games with others – but you don’t allow yourself to be… pic.twitter.com/t87UOaKgH8
Supuestamente, era una reunión seria sobre Ucrania y el apoyo yanqui a Europa. Trump, ese showman nato, decidió «humillar» a Zelenskyy como si fuera un viejo rencor de reality TV, exigiendo concesiones y regañando a los europeos por no pagar la cuenta. ¡Y allí estaban ellos, apiñados como sardinas en lata frente al escritorio Resolute! Ursula von der Leyen, la reina de Bruselas, con cara de haber mordido un limón podrido –¡parece que tragó una cebolla entera y está a punto de llorar! Emmanuel Macron, el filósofo francés, frunciendo el ceño como si intentara resolver un crucigrama en chino, pero fallando estrepitosamente. Olaf Scholz, el canciller alemán, tocándose la barbilla en plan «soy pensador profundo», pero en realidad pareciendo un niño regañado por romper la ventana. Giorgia Meloni, la italiana de hierro, de pie al fondo como si quisiera teleportarse a una pizzería lejana. Y Alexander Stubb, el finlandés, tomando notas furiosamente para aparentar inteligencia –¡como si eso lo salvara del ridículo! En el centro, Zelenskyy, vestido de negro como un villano de cómic, con ojos que destilan odio puro, sabiendo que es el payaso principal del circo.¡Qué imagen! En vez de exigir una mesa redonda como gente civilizada, se dejan sentar como en una terapia grupal para perdedores. Trump, invisible en la foto salvo por su mano omnipotente, debe estar riéndose a carcajadas internas: «¡Por fin, mi venganza contra esos europeos pretenciosos!».¡Burla para la Humanidad!
Estos puppets no solo se humillan; son una carcajada viviente para el planeta. ¡Imagínense: von der Leyen y Macron, que en casa imponen reglas absurdas sobre qué twittear o cómo reciclar, sentados como cachorros esperando su golosina! Scholz, el maestro de la austeridad alemana, resignado como un contable pillado en fraude. Meloni, que se las da de dura, luciendo como una extra en una mala película de mafiosos. Y Zelenskyy, el héroe de Hollywood, reducido a un extra con cara de «odio esto, pero necesito el cheque». ¿Soberanía? ¡Ja! Si representaran países de verdad, se habrían levantado y dicho: «¡Oye, Donald, esto es ridículo! ¡Trae sillas de adultos o nos vamos a McDonald’s!». Pero no: prefieren el show de sumisión para mantener el flujo de dólares y tanques.
Y lo más burlesco: mientras se dejan pisotear, andan cocinando dictaduritas en la UE. Von der Leyen centralizando poder como una emperatriz romana, Macron censurando disidentes con su «libertad guiada», Scholz y Meloni alineados con agendas globalistas que convierten naciones en provincias de un superestado. Zelenskyy suspendiendo elecciones en nombre de la «guerra eterna». ¡Hipócritas! Predican derechos humanos pero se arrodillan ante Trump como si fuera el emperador de la galaxia. Una burla para la humanidad, sí señor: líderes que venden soberanía por un asiento incómodo en la Casa Blanca.