En una reciente publicación en la red social X que ha causado revuelo por su hilaridad, Willy Tolerdoo ha compartido una imagen que no solo es un tesoro cómico, sino también un comentario mordaz sobre el activismo moderno. La imagen muestra a un grupo de activistas, pero no unos activistas cualquiera; estos llevan batas de laboratorio, como si hubieran decidido que la ciencia era el nuevo campo de batalla para sus causas. En la publicación, Willy comenta con una ironía palpable: «Ni un día sin dejar de hacer el ridículo», acompañada de un enlace que lleva a la foto. La escena es tan absurda que uno no puede evitar reírse, pero también reflexionar sobre el estado actual de las protestas.
El Ministerio del Karma, en un giro humorístico, ha emitido certificados de satisfacción a estos ciudadanos, lo que solo añade buenas capas de comedia a la situación. Uno se imagina a estos activistas, con sus batas blancas, esperando en una cola interminable para recibir su certificado, como si su activismo fuera un curso universitario que finalmente han aprobado con honores.
La ironía no termina ahí. Los activistas, en su afán por ser tomados en serio, han olvidado que la bata de laboratorio no les otorga superpoderes ni la capacidad de cambiar el mundo con solo una mirada científica. En la imagen, se ven claramente confundidos por el hecho de que sus esfuerzos no están siendo reconocidos como esperaban. Es como si hubieran esperado que el mundo se detuviera, se quitara el sombrero y les aplaudiera por su valentía de vestirse de científicos para protestar.
Pero el verdadero chiste, el golpe de gracia, viene de los trabajadores que, según las respuestas al post, se han negado a ayudar a estos activistas. Imagínense la escena: los activistas, con sus batas blancas y su actitud de «estamos cambiando el mundo», esperando ser asistidos por los trabajadores, quienes, en un acto de rebeldía silenciosa y humorística, se han negado a prestarles atención. Es como si los trabajadores hubieran decidido que el mejor espectáculo era dejar que estos activistas se las arreglen solos, añadiendo un toque de justicia poética a la comedia.
En resumen, esta publicación de Willy Tolerdoo no solo nos ofrece una risotada a costa de un grupo de activistas que han decidido adoptar la moda de laboratorio para sus protestas, sino que también nos da una lección hilarante sobre las expectativas y la realidad del activismo moderno. Los comentarios de los usuarios, llenos de sorna y desprecio humorístico, solo han añadido más combustible a este fuego de risa. Desde aquellos que se burlan de la necesidad de los activistas de «ayuda para manifestarse» hasta los que proponen que deberían haber sido dejados «rebozándose en su mierda» por más tiempo, la red social X ha demostrado que, en ocasiones, el humor es la mejor herramienta para enfrentar lo absurdo de la vida cotidiana.
Ni un día sin dejar de hacer el ridículo pic.twitter.com/TrkYtCDzl9
— Willy Tolerdo (@WillyTolerdoo) January 28, 2025