La supuesta democracia en la que vivimos en España desde el año 1975 ha estado claramente dominada por «famiglias». Los distintos presidentes de gobierno de los dos partidos políticos que han gobernado han sido también conocidos por su «alias», o apodo como líderes de la banda. Tuvimos al Sr. X con el caso GAL que, a pesar de haber pasado por el Tribunal Supremo, se decidió que el pobre no se enteraba de nada y todas las fechorías que se cometían se hacían a su espalda, ya que había tenido muy mala suerte al elegir a sus subordinados ya que muchos de ellos acabaron imputados e incluso encarcelados.
Años más tarde, a propósito de las conocidas como trama Gürtel y los papeles de Bárcenas nos encontramos con varios apuntes en los que se podía leer ‘M.R.’, o ‘M.Rajoy’, pero nada se pudo hacer porque, de nuevo, el problema era cosa de sus subordinados ya que, como aseguró el protagonista y propietario de esas siglas, todo lo que se decía en esos apuntes «»no es cierto salvo alguna cosa».
Ahora nos encontramos con un nuevo caso de mala suerte en el que el líder político de turno vuelve a elegir mal a sus subordinados, ya que cometen fechorías pero a él no le cuentan nada y acaba no enterándose. El nuevo alias con el que nos encontramos es «el 1», alias que, evidentemente, también es bastante desafortunado porque, a pesar de llamarse «el 1», parece el último porque, de nuevo, el pobre tampoco se ha enterado de nada.