En este medio, como ya saben, somos absolutamente resilientes, ecosostenibles y muy, muy respetuosos con el medio ambiente. Por eso, porque somos muy respetuosos, nos gusta ver árboles, animales, agricultura y paisaje, en lugar de ver parques eólicos y plantas fotovoltaicas. Y nuestro respeto va mucho más allá y por eso preferimos ver coches normales, a ver coches eléctricos que hay que recargar cada poco tiempo y que, en caso de accidente, pueden provocar un auténtico desastre por las baterías que llevan.
Pero todo eso entra dentro de una lógica en la que, creemos, está de acuerdo todo el mundo, excepto los políticos agendistas. Ellos tienen que cumplir con los que les pagan, porque están donde están para cumplir órdenes y colocados por ellos. Y como las cosas que nos pretenden imponer son absolutamente ilógicas, tienen que basarse en promover la estupidez generalizada para imponernos cosas estúpidas.
A veces tienen éxito y lo consiguen. Por eso ya vemos por nuestras carreteras bastantes coches eléctricos circulando y estamos seguros que muchos de sus usuarios se darán cuenta de su error tarde o temprano.
El caso es que hay una realidad, cuando la gente cae en la trampa y comete el error de caer en las garras de la estupidez que esos políticos promueven, tienen que acabar recurriendo a soluciones estúpidas que ya empezamos a ver por nuestras calles.
No sabemos si al propietario de este coche le parecerá esto muy normal, a nosotros no.