Carlos Caballero Rey, más conocido como Carlos Jesús, el extravagante vidente que afirmaba proceder del planeta Raticulín, falleció a los 80 años en la localidad sevillana de Dos Hermanas el pasado 27 de enero de 2025. La noticia de su muerte, sin embargo, no trascendió hasta el viernes 4 de abril de 2025, cuando fue revelada en el programa Y ahora Sonsoles, presentado por Sonsoles Ónega en Antena 3. Este retraso en la difusión de su fallecimiento refleja el deseo del propio Carlos Jesús de pasar sus últimos días lejos del foco mediático que lo catapultó a la fama en la década de 1990.
Carlos Jesús se convirtió en un fenómeno mediático en los años 90 gracias a sus apariciones en programas como Al ataque, conducido por Alfonso Arús y con entrevistas realizadas por un joven Javier Cárdenas, y más tarde en Crónicas Marcianas, bajo la dirección de Xavier Sardà. Su figura excéntrica, vestida con una túnica morada y acompañada de gestos peculiares como formar un triángulo con las manos y soplar dentro, lo transformó en un icono de la televisión española de la época. Sus afirmaciones, tan delirantes como carismáticas, incluían haber nacido en un planeta ficticio llamado Raticulín, haber muerto dos veces por descargas eléctricas y haber recibido una misión divina de Jesucristo frente a una churrería para sanar a la humanidad.
Entre sus declaraciones más memorables estaban la llegada de «13 millones de naves» procedentes de Ganímedes, Orión y Raticulín para recoger a los elegidos con «la señal del Padre y del Hijo» impuesta por él mismo, o su supuesta capacidad para curar desde flatulencias hasta virus informáticos gracias a un «microchip» implantado por extraterrestres. Además, aseguraba dividirse en dos personalidades: Crístofer, encargado del mantenimiento de naves espaciales, y Micael, quien hablaba con voz robótica como la representación de Jesús. Estas historias, aunque objeto de burla en los programas que lo acogieron, lo convirtieron en un personaje querido y recordado por toda una generación.
Tras su auge televisivo, Carlos Jesús se retiró de los medios y regresó a su vida en Dos Hermanas, donde estableció una consulta privada como curandero. En la entrada de su domicilio, una placa rezaba «Carlos Jesús. Curaciones por fe», un vestigio de su pasado público que, según quienes lo conocieron, él mismo intentó dejar atrás. Su amigo Jesús Chavero, quien intervino en Y ahora Sonsoles, reveló que el vidente vivió sus últimos años sumido en una profunda tristeza. La fama, que en su momento lo elevó a la categoría de leyenda, le pasó una «gran factura mental» que no supo gestionar. Según Chavero, Carlos Jesús murió en una soledad casi absoluta, sin que ni siquiera los vecinos de su localidad se enteraran de su fallecimiento hasta meses después. El propio Chavero confesó haberse enterado de la muerte de su amigo apenas diez días antes de hacerla pública en el programa.
Un final discreto para un hombre extravagante
Carlos Jesús fue enterrado el 28 de enero de 2025 en Dos Hermanas, un día después de su muerte, en un acto que pasó desapercibido. No se ha hecho pública la causa exacta de su fallecimiento, aunque su avanzada edad —había nacido el 24 de enero de 1945— sugiere que pudo deberse a motivos naturales. Su partida marca el fin de una era para la televisión española, aquella de los años 90 caracterizada por personajes singulares y programas sin filtros, como lo definió Xavier Sardà al señalar que ese tipo de televisión «ya no podría hacerse hoy por los filtros y tabúes actuales».
Aunque Carlos Jesús intentó escapar del peso de su fama, su legado permanece en la memoria colectiva. Fue uno de los «juguetes rotos» de la televisión, un término que describe a quienes, tras brillar intensamente en la pantalla, quedaron marcados por las consecuencias de su exposición pública. Sus frases, gestos y teorías disparatadas siguen siendo recordados y citados con nostalgia por quienes crecieron viéndolo en programas como Al ataque y Crónicas Marcianas. Incluso en su muerte, Carlos Jesús mantuvo el misterio que lo definió: un hombre que afirmaba haber resucitado dos veces, pero que en esta ocasión se despidió en silencio, quizás rumbo a ese Raticulín que tanto habitó en su imaginación.
Con su fallecimiento, España despide a una figura que, más allá de las burlas o el humor, representó una época irrepetible de la cultura televisiva. Carlos Jesús no solo dejó tras de sí anécdotas imborrables, sino también una reflexión sobre el precio de la fama y el destino de quienes, como él, fueron elevados a la categoría de mito popular.
Descanse En Paz.