Mala, muy mala suerte es la que ha tenido un joven marroquí recién llegado a España de forma irregular. Mohammed Lanariz, que así se llama nuestro protagonista, cruzó de forma ilegal la valla de Melilla a finales de 2023 cuando tan solo decía tener 15 años. Feliz por su llegada a España, tierra de las oportunidades para los de fuera, pasó por un Centro de Menores No Acompañados de la Comunidad de Madrid.
Poco después de llegar su vida empezaría a cambiar, aunque no todo fuera positivo. Consiguió una asignación del gobierno regional y otra del gobierno central, con lo que sus problemas económicos, y los de toda su familia en Marruecos, quedarían solucionados para los restos. La vida le sonreía, salía a la calle y, como cualquier otro niño de su edad, pegaba algún que otro palo a ancianos, ligaba con bastante éxito con chicas de su edad, y se recorría todos los lugares de fiesta, porque los gobiernos le daban la posibilidad de hacerlo con gastos pagados.
Pero Lanariz tenía un problema, no iba demasiado bien al baño y eran muchas las ocasiones en las que le costaba orinar. Acudió a los médicos del centro de menores y el diagnóstico fue inmediato: algo no funcionaba bien en su próstata y tenía que ser operado. Y aunque los médicos dijeron a los responsables del centro que eso no era normal para una persona de su edad, estos les hicieron callar por temor a perder las subvenciones que recibían por Mohammed.
Ahora, felizmente recuperado de su operación, Lanarizz vuelve a ser el mismo chico que era antes: juerguista, alegre y muy mujeriego, aunque algunos fascistas llamarían a esta faceta de otra forma.