En una nueva muestra de lo que es la progresista libertad de autopercibirse, a pesar de cómo te perciban los demás, nos encontramos con un caso de superación personal, como el de Telesforo Regúlez. En el año 2020, y absolutamente confundido por las normativas de la ONU acerca de la autopercepción personal en lo que respecta a los 3.333 géneros diferentes que puede tener cualquier ser humano libre y sostenible, Telésforo Regúlez, residente y oriundo de la localidad lucense de Villapene, le confesó a sus seres queridos y a su círculo más cercano, que era Napoleón.
Les habló de las mil batallas en las que había vencido, de su triste derrota en Waterloo y de su triste destierro en la Isla de Elba. El parecido de Regúlez con el emperador francés no solo era enorme, llegaba incluso a pasear por las calles de Villapene con la mano metida entre los botones de su camisa e incluso llegó a encargar un retrato a un conocido pintor. Sus familiares, alarmados, decidieron contactar con las autoridades sanitarias quienes, reunidas en un comité de expertos y tras publicar varios vídeos de TikTok, decidieron recluir a Regúlez en el conocido establecimiento para enfermos mentales Los Electronoqueados.
Cuatro años más tarde y tras un tratamiento médico a base de antidepresivos, Ibuprofeno, Paracetamol y tres dosis milagrosas del brebaje covidicio, Regúlez consiguió superar su enfermedad y dejó de autopercibirse como Napoleón. Gracias a la ayuda de la medicina, de la Ley de Irene Montero, de la Agenda 2030 y de los 3.333 géneros diferentes publicados por la ONU, Regúlez se dio cuenta de que no era Napoleón. Felizmente, Regúlez ahora dice ser, y nosotros lo corroboramos, una sobrina de Napoleón. Una niña de 15 años que vuelve a pasear por Villapene con un vestidito precioso a la altura de las rodillas. Que acude al parque y juega con sus amiguitas, como todos los niños de su edad. Los dueños de negocios de la localidad, contentos con la recuperación de Regulez, ya le perciben como esa niña de 15 años, dejando que entre al baño acompañando a sus amiguitas.
Ejemplos de superación, como el de Regúlez, son ese tipo de ejemplos que nos reafirman en nuestra firme creencia de que la Agenda 2030 es el Evangelio.