2021, y Mario Picazo, el meteorólogo que hasta, y desde, entonces había jurado por su barómetro que la geoingeniería y las estelas químicas eran cuentos de la abuela, suelta un tuit bomba: “Parecía ciencia ficción pero el primer gran proyecto de #geoingeniería global ya tiene nombre y apellidos. Lo financiará @BillGates y pretende bloquear parte de la radiación del sol…” . ¿Qué pasó con el Picazo que en sus tuits desmontaba teorías conspiranoicas sobre chemtrails como si fueran nubes de verano? Parece que alguien le cambió el termómetro por un cheque de Gates.
Hasta ese fatídico 2021, Picazo era el caballero de la razón climática. En un artículo de La Opinión de Murcia (2023), se leía cómo ridiculizaba a los que veían en las estelas de los aviones un complot mundial. “¡Eso son solo condensaciones, no venenos del cielo!”, decía con esa cara de “yo sé más que tú”. Pero de repente, zasca, se sube al carro de la geoingeniería como si le hubieran prometido un puesto de jefe de nubes en Microsoft. ¿Qué lo llevó a este cambio? Algunos dicen que fue el calor del verano de 2022, otros que un café con Bill le abrió los ojos. Sea como sea, el giro ha sido tan brusco que hasta su propia sombra debe estar confundida.

No todo es culpa de Picazo, claro. El mundo estaba zumbando con la geoingeniería. La NOAA de EE. UU. ha invertido 22 millones de dólares desde 2020 en investigar cómo manipular el clima, y el MIT Tech Review (2022) ya hablaba de experimentos para enfriar el planeta. En España, las advertencias de Picazo sobre El Niño ese mismo año (¡qué casualidad!) coincidieron con olas de calor que dejaron a medio país pidiendo hielo. ¿Será que el sol le dio demasiado fuerte y decidió unirse al equipo de los que quieren taparlo? Hasta The Guardian (2021) reveló que Gates había soltado 300.000 dólares para estos estudios, un detalle que Picazo, ¡oh sorpresa!, omitió en su tuit.
La red social X está que arde con memes sobre el “nuevo Picazo”. Usuarios como @The_Plandemia le sueltan: “¿En qué quedamos, Picacho? ¿Hay o no hay modificación del clima?”. Y no les falta razón. Sus viejos vídeos donde desmentía chemtrails ahora son oro para los trolls, que lo llaman “el ingeniero jefe de Gates”. Hasta le han puesto un título honorífico: “Doctor en Sombras Solares”. ¡Menudo ascenso!
Aquí viene la gran pregunta: ¿está Picazo trolleando al mundo o simplemente olió el dinero? Ay, amigo, si negabas las estelas químicas con tanta pasión, ¿no te da un poco de vértigo ahora promocionar un plan que suelta polvo en la estratosfera? Los fans están divididos: unos lo ven como un visionario que se adaptó, otros como un converso que cambió de bando por un puñado de euros.
Sea cual sea la verdad, el caso Picazo es un culebrón climático digno de serie. De negar conspiraciones a aplaudir experimentos globales, este meteorólogo nos ha dado un giro digno de un episodio de Black Mirror. Así que, mientras Bill Gates afina su sombrilla solar y Picazo ajusta su narrativa, nosotros nos quedamos con la duda: ¿será el próximo en decirnos que las vacas también emiten chemtrails?







































