El Confidencial nos ha regalado una joyita: unos audios que harían sonrojar al mismísimo Houdini. En ellos, Leire Díez Castro, una socialista de pura cepa y colaboradora de Santos Cerdán (ese hombre que organiza el PSOE como si fuera una partida de Risk), se reunía en febrero con un investigado en un caso de hidrocarburos. ¿El objetivo? Nada menos que buscar trapitos sucios del teniente coronel Antonio Balas, jefe de la UCO, esa unidad de la Guardia Civil que parece tener más trabajo que un panadero en Navidad investigando a los allegados de Pedro Sánchez. Pero lo mejor, amigos, lo mejor estaba por llegar: Félix Bolaños, ministro de Presidencia, ha salido a escena para protagonizar un desmentido que pasará a los anales de la comedia política.
Imaginaos la situación. El Confidencial suelta los audios como quien suelta una bomba en medio de una siesta: Leire Díez, con la naturalidad de quien pide un café con leche, busca información comprometedora sobre Balas, el hombre que lidera las investigaciones sobre la mujer y el hermano del presidente. ¡Escándalo en mayúsculas! Uno esperaría que el gobierno, pillado con las manos en la masa, al menos intentara una explicación creativa. Pero no, queridos lectores, aquí no se viene a jugar al ajedrez político. Aquí se viene a jugar al «si lo niego todo, no ha pasado». Y Bolaños, con esa cara de «yo no he sido», ha decidido que la mejor estrategia es… ¡negar los audios! Sí, habéis leído bien. Negar. Los. Audios.
«¿Audios? ¿Qué audios? Yo no he oído nada», parece decir Bolaños mientras se tapa los oídos y tararea el «Cumpleaños feliz» para no escuchar las preguntas de los periodistas.
Es un nivel de negación que roza lo poético. Es como si te pillan comiéndote el último trozo de tarta de la boda y dices: «¿Tarta? ¿Qué tarta? Esto es un… eh… un smoothie sólido». Pero claro, Félix no está solo en esta cruzada por redefinir la realidad. Desde Ferraz, la cúpula del PSOE ha salido en tromba a desmarcarse de los audios, diciendo que «no, eso no representa al partido». Claro, porque el PSOE es un remanso de paz y amor, un lugar donde nadie jamás ha pensado en buscarle las cosquillas a un guardia civil que les está poniendo la vida difícil. ¡Por favor, que alguien les dé un Oscar a estos guionistas!
Bolaños sobre los audios de Moncloa contra la UCO: "Desde el PSOE desmentimos la información, incluso nos reservamos acciones legales".
— Guaje Salvaje (@GuajeSalvaje) May 26, 2025
Si el Gobierno del fango lo desmiente, es una información real.
Las cloacas socialistas contra el Estado de Derecho.pic.twitter.com/oaHnhYxMFo
Mientras tanto, Vox ha cogido los audios y los ha convertido en su nuevo himno. José Antonio Fúster, portavoz de los verdes, ha dicho que esto demuestra que el PSOE es una «banda criminal». Y mira, no voy a entrar en si tiene razón o no, pero hay que reconocer que lo de «banda criminal» suena a título de serie de Netflix. ¿Os imagináis? «PSOE: Los amiguísimos del poder», con Sánchez de protagonista y Bolaños haciendo de consigliere que siempre dice «no sé de qué me hablas». Sería un éxito rotundo.
Pero volvamos a Bolaños, nuestro héroe del día. Este hombre ha elevado la negación a un arte. No solo niega los audios, sino que niega la propia existencia de la controversia. Es como si le dices a alguien que su casa está en llamas y te responde: «No, no, eso es solo un calefactor muy potente». Y lo mejor es que no es la primera vez que Félix nos deleita con su talento para esquivar balas. Recordemos aquel 8 de marzo de 2023, cuando Ángela Rodríguez Pam subió a Instagram unos cánticos contra Abascal que no eran precisamente un villancico, y Bolaños, en lugar de condenarlos, dijo que «no nos quedemos en anécdotas más o menos afortunadas». ¿Anécdotas? Claro, Félix, porque gritar improperios en un día reivindicativo es como tropezar con una baldosa: una anécdota sin importancia.
Y mientras Bolaños sigue negando lo evidente, la realidad nos da un zasca tras otro. Los audios están ahí, grabados, publicados, reproducidos en la rueda de prensa de Vox para que todo el mundo los escuche. Pero no, según el gobierno, eso no ha pasado. Es un montaje, una conspiración, un complot de la derecha, de la ultraderecha, de los marcianos, de quien sea. Cualquier cosa con tal de no admitir que alguien, en algún momento, tuvo la brillante idea de ir a por el jefe de la UCO para ver si podían sacarle algún trapillo sucio.