Pedro Sánchez, nuestro intrépido presidente del Gobierno, ha decidido que la mejor forma de lidiar con los aranceles de Trump es hacer las maletas y darse un paseo por Vietnam y China. Según nos cuenta, esta semana viajará a ambos países para «reforzar las relaciones económicas y comerciales» y «diversificar mercados», todo en nombre de esa «autonomía estratégica» que tanto le gusta cacarear en la Unión Europea. ¡Qué visión, qué liderazgo! Mientras tanto, aquí en España, los autónomos, empresarios y trabajadores están al borde del colapso, pero claro, el problema no es el gobierno que los está exprimiendo como limones, ¡es Trump y sus aranceles!
Sánchez y su gobierno han convertido a los autónomos y empresarios en su cajero automático personal. Si eres autónomo en España, prepárate para pagar impuestos que parecen diseñados por un sádico con un doctorado en matemáticas. ¿Tienes un pequeño negocio? ¡Enhorabuena! Aquí tienes una cuota de autónomos que sube cada año, inspecciones de Hacienda que parecen una cacería de brujas y un IRPF que te deja temblando cada vez que miras tu cuenta bancaria. El gobierno fija el salario mínimo interprofesional (SMI) cada año, lo que suena muy bonito hasta que te das cuenta de que las empresas, especialmente las pequeñas, no pueden asumir estos incrementos sin despedir empleados o cerrar directamente. Pero, claro, Sánchez tiene una solución: ¡más impuestos para todos!
Y no caigas en el error de pensar que los productos que vendes o compras están a salvo. El IVA en España es un auténtico atraco a mano armada. ¿Un producto español? IVA del 21%. ¿Un producto extranjero? IVA del 21% también, porque aquí no discriminamos a la hora de saquear. Da igual si eres un agricultor vendiendo naranjas o un importador trayendo tecnología china, Sánchez te va a gravar hasta que llores. ¿Y luego se queja de los aranceles de Trump? ¡Por favor, Pedro, mírate al espejo!
Pero espera, que la cosa se pone mejor. Si eres agricultor o ganadero, Sánchez tiene un regalo especial para ti: medidas climáticas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción distópica. Ahora tiene que lidiar con las políticas «verdes» de la Unión Europea y del gobierno de Sánchez. ¿Reducir emisiones? Claro, pero a costa de los agricultores, que ven cómo sus márgenes se reducen con normativas imposibles de cumplir y restricciones que los ahogan. Mientras tanto, Sánchez se pavonea en Bruselas hablando de sostenibilidad, pero aquí los tractores están parados y los campos se mueren. ¿Y el problema son los aranceles de Trump? ¡Qué risa!
Las empresas no lo tienen mucho mejor. Sánchez ha convertido el SMI en su arma favorita para ganar titulares, pero las pequeñas y medianas empresas, que son el motor de la economía española, están al borde del colapso. Las inspecciones laborales están a la orden del día, y si no cumples con las normativas (que cambian más rápido que el tiempo en abril), te cae una multa que te deja en la ruina. Hacienda, por su parte, te persigue como si fueras un capo de la mafia, y las retenciones en las nóminas de los empleados son tan altas que los trabajadores, después de impuestos, se quedan con un sueldo que no les alcanza ni para el café. ¿Resultado? Los empleados cada vez ganan menos, las empresas cierran y los autónomos se dan de baja. Pero, claro, Sánchez tiene la solución: ¡viajar a Vietnam y China para «diversificar mercados»! ¿Quién necesita un plan económico coherente cuando puedes hacer turismo de lujo con el dinero de los contribuyentes?
Aquí viene lo más gracioso de todo: mientras Sánchez destroza la economía española con impuestos, normativas absurdas y un IVA que parece un chiste de mal gusto, tiene el descaro de culpar a Trump y sus aranceles por los problemas comerciales de España. ¡Qué conveniente! Sánchez lleva años hablando de la «autonomía estratégica» de Europa, pero lo único que ha logrado es asfixiar a los que producen riqueza en España. Ahora, con los aranceles de Trump afectando a casi 100 países, incluida la eurozona, Sánchez ve la oportunidad perfecta para desviar la atención de su desastre interno y hacerse el héroe viajando a Asia. ¿Diversificar mercados? Más bien diversificar excusas.
Vamos a poner las cosas en perspectiva: Trump impone aranceles para proteger la economía estadounidense, algo que Sánchez podría aprender si no estuviera tan ocupado subiendo impuestos. Mientras tanto, los productos españoles, ya caros por el IVA y las políticas de Sánchez, se enfrentan a más barreras en el extranjero. Pero en lugar de bajar impuestos, apoyar al sector primario o reducir la presión fiscal sobre las empresas, Sánchez prefiere hacerse fotos en Hanoi y Pekín. ¡Qué líder tan inspirador!
En resumen, mientras Sánchez se dedica a su gira asiática para «reforzar relaciones económicas» con Vietnam y China, aquí en España los autónomos, empresarios y trabajadores están al borde del abismo. Impuestos asfixiantes, un IVA que no discrimina, medidas climáticas que destrozan el sector primario, inspecciones laborales que parecen una inquisición y retenciones que dejan a los empleados con sueldos de miseria: ese es el legado de Sánchez. ¿Y él nos quiere hacer creer que el problema son los aranceles de Trump? Por favor, Pedro, deja de culpar a los demás y empieza a mirar el desastre que has creado en casa. Pero claro, es más fácil hacerse el estadista en el extranjero que enfrentarse a los españoles que ya no pueden más. ¡Qué manera de gobernar, campeón!