Por fin, una razón para celebrar que nos hemos estado empachando de refrescos azucarados durante décadas: según un estudio que suena más a broma de bar que a ciencia seria, beber Coca-Cola y Pepsi podría aumentar el tamaño de los testículos y los niveles de testosterona en los hombres. Sí, lo han leído bien. Parece que, mientras nos preocupábamos por la diabetes, la obesidad y los dientes que se caen como si estuviéramos en una caricatura, los ratones de laboratorio (porque, claro, el estudio se ha hecho en ratones, no en humanos) estaban presumiendo de testículos más grandes y una virilidad de superhéroe gracias a estos néctares divinos de alta fructosa.
Un artículo de The Independent, publicado el 1 de marzo de 2023, nos cuenta con cara seria que investigadores de la Universidad de Minzu del Noroeste en China descubrieron que dosis altas de Coca-Cola y Pepsi “promueven el crecimiento y desarrollo de los testículos” en ratones. ¡Fantástico! Ahora solo falta que alguien me explique cómo voy a lucir esos testículos más grandes mientras trato de abrocharme los pantalones después de tres latas de Pepsi al día. ¿Será que también crecerán mis expectativas de vida o solo mi cintura y mi factura dental?

Pero vamos, seamos honestos: ¿de verdad alguien se traga (literalmente) que estos refrescos, cargados de azúcar, cafeína y químicos que ni el mismísimo Dr. Frankenstein podría identificar, sean la solución a la masculinidad en crisis? Imagínense la escena: un hombre entra al gimnasio, sudando azúcar pegajosa, con un six-pack de Coca-Cola bajo el brazo (y otro sobre la barriga), gritando: “¡Miren mis testículos épicos, cortesía de la ciencia!”. Claro, mientras los médicos de la esquina le recetan insulina y le advierten sobre la presión arterial.
Y no olvidemos el toque irónico: los mismos refrescos que nos han estado engordando como pavos en Navidad, que han convertido a generaciones enteras en adictos al azúcar y que tienen advertencias en las latas sobre el riesgo de obesidad, ahora son el elixir mágico para la testosterona. ¿Dónde estaba este descubrimiento cuando estaba en la adolescencia, ahogándome en espinillas y complejos? ¿Por qué no me dieron un refresco en lugar de esas charlas incómodas sobre la pubertad?
Lo más gracioso es que el estudio se basa en ratones, no en humanos. Así que, queridos lectores, si alguna vez se sienten tentados a beber Coca-Cola como si fuera un suplemento vitamínico, recuerden: primero, pregúntenle a un ratón si realmente vale la pena. Porque, mientras ellos lucen testículos de estrella de rock, nosotros podríamos estar lidiando con un hígado que grita “¡basta!” y un cuerpo que parece una fábrica de gas carbónico.
En resumen, si Coca-Cola y Pepsi realmente nos van a convertir en superhombres con testículos de proporciones legendarias, que alguien me pase un six-pack… pero también un entrenador personal, un nutricionista y tal vez un psicólogo, porque dudo que mi autoestima sobreviva a tanto azúcar y sarcasmo. ¡Salud, o lo que sea que quede de nuestra salud después de esto!